Artículo publicado en El Cuervo 1, Nueva Época, enero-diciembre 2010, P. 67-78.
“La historia de los seres humanos es la historia de la lucha de clases”. Esta expresión de Carlos Marx pone de manifiesto una de las realidades para todos aquellos que nos interesa el tema del movimiento obrero y los procesos sociales. Uno de esos procesos de producción de relevancia internacional lo fue la Revolución Industrial.
El devenir de la máquina como instrumento de trabajo y producción fue revolucionario en todas las sociedades. El cambiar la forma de producción (de manual a la máquina) crea la necesidad de un obrero especializado para hacerla funcionar. Uno de los elementos más significativos es que este proceso trajo el desplazamiento del ser humano por la máquina. Así el obrero en general identificó sus necesidades y aspiraciones. Desarrolló una conciencia: la clase obrera.
Este pequeño ensayo trata sobre la formación de la conciencia obrera en Puerto Rico y su pertinencia a finales del año 2009. Específicamente estaré presentando algunos elementos y eventos que considero fueron importantes en el desarrollo de una conciencia de clase del obrero puertorriqueño y reflexionar si estos tienen o no relevancia en nuestra realidad social actual.
Marco de Referencia
La historia de los pueblos es variada y uniforme. El concepto de variada lo mencionamos pues cada pueblo o sociedad en particular posee unos elementos que le distinguen y les provee de una identidad propia que solo su gente puede desarrollar. Por otro lado, la uniformidad de la historia está marcada en eventos que han ocurrido en pueblos y sociedades diferentes poseen elementos similares en otros. A modo de ejemplo el desarrollo de movimientos sociales han demostrado que, sin importar el espacio o tiempo en la cual transcurre, las causas, efectos y propósitos son similares. Es por ello necesario, que al momento de analizar cualquier temática socio histórica, hacer un recuento o marco de referencia en el cual uno se pueda ubicar el momento que el autor(a) desea narrar o exponer.
El final del siglo XVIII fue una época que, muchos(as) estudiosos(as) de la historia y la sociología histórica han descrito que transformó la sociedad internacional . Cuatro revoluciones brindaron parte de la base de transición de los seres humanos de un tiempo a otro y fueron: la Revolución Industrial, la Revolución de Independencia de las Colonias Británicas en Norteamérica, la Revolución Francesa y la Revolución Haitiana.
No obstante, relacionado directamente al proceso obrero debemos detenernos un poco en la Revolución Industrial. Muchos definen esta revolución como una aceleración del crecimiento determinado y conseguido por la transformación económica y social . Esta Revolución modificó la forma de producir de una manual al uso de la máquina como instrumento de producción en masa. Muchos han sido los críticos de este proceso específicamente porque el ser humano fue desplazado por las máquinas . Hobsbawm (2001) nos ofrece datos que hacen constar las condiciones de los trabajadores durante la Revolución Industrial:
“Al pueblo trabajador le era exigida una lealtad completa a los
dueños de las primeras empresas; los tejedores fueron
sustituidos por las nuevas máquinas y por mujeres; niños que
resultaban más baratos en paga. La construcción de
facilidades funcionales y prácticas a la producción
sacrificando la estética y las necesidades humanas.
Experimentación desmedida utilizando al pueblo
trabajador con productos químicos. Las jornadas de
trabajo diario estaban entre las 12 y 14 horas al día.
Infantes entre las edades de 6 y 8 años trabajando
desde las 6 de la mañana hasta las 8:30 de la noche.”
(Hobsbawm 2001).
Debemos resaltar que la Revolución Industrial tuvo efectos inmediatos en Europa y, en un abrir y cerrar de ojos, en todas las partes del planeta como Hobsbawn (2001) nos dice:
“Nace el capitalismo industrial y se afirma el papel de la
burguesía. Nace el proletariado industrial y aumentan los
problemas sociales. Aparecen nuevos planteamientos
políticos, económicos y sociales. Aumento en la producción
que motiva a buscar nuevos mercados. Inicia el proceso
de crecimiento poblacional urbano. Aumenta el poderío
militar, económico y político de las potencias europeas
y de Estados Unidos trayendo la expansión imperialista.”
(Hobsbawm 2001)
Puerto Rico, como parte del espacio internacional, sufrió el impacto de las consecuencias de la Revolución Industrial. Uno de los elementos a considerar es la economía puertorriqueña. Estudiosos(as) de la temática de la sociedad puertorriqueña del siglo XIX hacen referencia a que España trataba “la posibilidad de extraer jugosas ganancias y de mantener en funcionamiento del aparato burocrático-militar… gracias a la subvención económica de se recibía de México” (Alicea Ortega 2002) .
De hecho, historiadores(as) indican lo ventajoso para Puerto Rico la aprobación de la Real Cédula de Gracias del 1815. Puntualizan que permitió que llegaran a la isla una fuerza de trabajo regular, preparada y con conocimiento técnico-agrario para la producción avanzada agrícola. Algunos(as) mencionan que la entrada de mano de obra preparada transformó la economía de subsistencia familiar en la economía de haciendas (Alicea Ortega 2002).
Como puede apreciarse, al momento de Puerto Rico recibir la influencia de extranjeros (principalmente europeos o de colonias europeas) y del conocimiento de la tecnología agrícola, llegaron ideas, costumbres y culturas distintas a las establecidas por el puertorriqueño(a). Este intercambio también facilita la entrada de literatura y conocimiento que se desarrollaba fuera de la isla, como lo fueron las ideas laborales. El razonamiento de verse el pueblo trabajador como un solo grupo era medular en el proceso: la conciencia de clase . En muchos lugares esta conciencia de clase se desarrolla no directamente con propósitos laborales y sí por la frecuencia de interacción de iguales con las mismas preocupaciones.
En el caso puertorriqueño, como nos dice Gervasio García y Ángel Quintero , la situación era muy difícil por el:
“predominio de la esclavitud y el feudalismo durante la
mayor parte de siglo XIX evitó que cuajara temprana
y ampliamente la clase obrera puertorriqueña con vida
y conciencia comunes.” (García y Quintero 1997).
No obstante, en el caso puertorriqueño del siglo XIX, fueron unas organizaciones o sociedades que permitieron dicha unidad y definición de grupo. Muchos(as) le han llamado a este tipo de organizaciones las sociedades precursoras ó la base de la solidaridad organizada .
Estas sociedades precursoras fueron grupos de trabajadores que poseían unas necesidades similares y buscaban soluciones similares. Entre estas necesidades estaba el combatir excesos y atropellos por parte, principalmente, de hacendados ; velar por el bienestar de los trabajadores fuera y en su área de trabajo; desarrollar una conciencia de grupo; y luchar por conseguir derechos por su trabajo. Las sociedades estaban compuestas principalmente por trabajadores de la caña, tipógrafos, carpinteros, albañiles, obreros de construcción, muelleros y cocheros.
Al inicio las sociedades precursoras fueron vistas por el estado Español con beneplácito. Veían en ellas una forma de que los artesanos y trabajadores diestros se desarrollaran y cooperaran entre sí. No esperaban que la frecuencia y sentido de pertenencia entre los artesanos fueran a contribuir en otras manifestaciones tales como las huelgas y acciones políticas.
Una manifestación de las sociedades precursoras lo fueron los casinos de artesanos. Ejemplos de los casinos están el Círculo de Recreo y Beneficiencia en San Juan, La Bella Unión Mayagüezana en Mayagüez, El Círculo Ponceño de Artesanos en Ponce y La Unión Fajardeña en Fajado. Al inicio estos casinos de artesanos fueron vistos solo con propósitos de actividades recreativas y como un calque de la forma social de los españoles en los municipios, que tenían casinos para sus actividades. No obstante, la frecuencia de participación en estos casinos de artesanos contribuyó al desarrollo de una conciencia de clase distinta con necesidades particulares. De ahí parte una de las funciones de los casinos de artesanos: formaron pláticas y discusiones generales sobre sus necesidades y la forma de satisfacerlas.
Debo mencionar que lo que se inició como una expresión de participación de actividades recreativas y sociales se transformó en una forma de crear una conciencia de grupo tan necesaria para el desarrollo de grupos de obreros. Esto se demostró cuando los casinos comenzaron a ser utilizados como centros de reunión para planificar actividades concertadas como lo ocurrido en a finales del siglo XIX con el caso de los tabacaleros y los sastres de San Juan para aumentar sus salarios .
Otra de las instituciones precursoras del movimiento obrero son las sociedades de auxilio mutuo. Estas sociedades tenían como propósito ayudar a los artesanos en casos de accidentes o enfermedades a través de medicinas, servicios médicos y enfermeros entre otros. Proveían a los trabajadores de unos cincuenta centavos diarios cuando estaban enfermos y no podían ir a trabajar . También en caso de que uno de sus miembros muriera contribuían con su familia.
Junto a las sociedades de auxilio mutuo también se crearon las cooperativas de artesanos con el propósito de “asegurar el porvenir de sus asociados por beneficio de su trabajo” . Fueron muchas las cooperativas de artesanos y podemos mencionar algunas, a modo de ejemplo: las cooperativas de albañiles de Ponce (1893), la de carpinteros en San Juan, la de panaderos en Mayagüez.
Puede observarse, a modo sucinto, la presencia de elementos básicos necesarios para que surgieran los primeros grupos organizados para el desarrollo del movimiento obrero puertorriqueño en el Siglo XIX.
Movimiento Obrero Puertorriqueño
La mayor parte del obrero en Puerto Rico, en la primera mitad del siglo XIX, estuvo en una ignorancia y desconocimiento de los movimientos que se fueron gestando tanto en Europa como en Estados Unidos. Huelga decir que ya hemos mencionado que después de la entrada de extranjeros y de aquellos que fueron a estudiar en Europa, este desconocimiento desapareció. Las condiciones generales estaban marcadas por una jornada diaria de trabajo de sol a sol. Entiéndase que no se establecía horas de trabajo diario sino que iba desde el amanecer hasta la noche dentro de condiciones que hoy día son definidas de pobreza absoluta.
En los aspectos educativos el obrero estaba en las mismas condiciones que el resto de la población: mucho analfabetismo y poca escolaridad. Igualdad Iglesias nos describe como era esta situación:
“Durante esta época de dominación española, existían unas
380 escuelas públicas para niños y 148 para niñas; en
totalidad, 528 escuelas públicas. Para el 1860, únicamente
el 8% del total de la población sabía leer y escribir”
La alimentación del obrero no era nutritiva. Se podría llegar a decir que era pésima pues, en muchas de las tiendas de hacienda, lo que le vendía eran desechos. La mayor parte del alimento consistía en bacalao, arenques, pan de inferior calidad, arroz, plátanos, batatas y café . Si se observa tres de los productos de alimentación provenían de lo que se cosechaba. Era muy raro encontrar un pedazo de carne en la mesa del obrero. Es obvio observar que la pobre alimentación unida a pobres condiciones de higiene, redunda en una pobre salud física y mental. A modo de ejemplo, podemos decir que la anemia, las fiebres palúdicas, la tuberculosis y la disentería eran comunes en los trabajadores(as) .
Lo relacionado a vivienda y salarios la condición no era la mejor. En cuanto a vivienda la mayor parte del obrero vivía en estructuras de tipo bohío. Entiéndase que las casas estaban techadas y las paredes de paja. Solo en algunos casos las paredes estaban de madera de tabla de estilla . Debería mencionarse que una de las razones para la pobre estructura de las viviendas se debía en parte al poco salario que recibían. Nuevamente recurrimos a Igualdad Iglesias para que nos describa esta situación:
“El jornal del obrero era mezquino y miserable, insuficiente
para cubrir las necesidades perentorias del diario vivir.
Un campesino de la zona rural algunas veces recibía de
30 a 50 centavos diarios (moneda provincial), y los
obreros en la zona urbana eran compensados con 35
a 60 centavos diarios (moneda provincial).
Se comentaba también que el hacendado promedio,
sin embargo, no pagaba a sus hombres con dinero.
Les pagaba con vales o chapas del tamaño de una
moneda de diez centavos, que solamente valían en la
pequeña tienda de las plantaciones”
He demostrado de manera general que las condiciones de vida del obrero en el siglo XIX no eran las mejores. Con la gobernación del General Don Miguel López de Baños (1838-1841) comenzó una etapa de peores condiciones al trabajador y obrero. Se impuso la obligación de trabajar en caminos y otras de “beneficio social”. No cabe la menor duda que estar en condiciones deplorables y a la vez verse identificados, unos a otros por las mismas, hace que se tome en consideración el sentido de pertenencia y conciencia propia.
La imposición también del Código Negro que aplicaba tanto a los esclavos como a los no blancos, también causó angustia y desesperanza entre los obreros. Este código en términos generales imponía severas penas a la población esclava y limitaba las actividades de la población no blanca . Si añadimos lo que fue el régimen impuesto por el Gobernador Juan Manuel de la Pezuela en el 1849 las condiciones son peores. El Reglamento de Jornaleros buscaba establecer unos controles y reglamentar las actividades de los trabajadores. Este reglamento impuso la “libreta de jornaleros” que fue un instrumento para mantener un sistema de servidumbre y dejaba a merced de los propietarios de haciendas y negocios a los obreros.
Como puede observarse las condiciones de vida generales y los estatutos impuestos por el sistema español de gobierno, fueron parte de los factores que contribuyeron a que el obrero tomara conciencia de su condición y clase. De hecho, estos eventos y situaciones hacen que comiencen a desarrollarse las primeras actividades concertadas reconocidas y organizadas en Puerto Rico relacionadas al movimiento obrero.
Debo resaltar que el gobierno español tenía varios decretos relacionados a actividades. Entre ellos que se permitía la existencia de gremios de artesanos como carpinteros, albañiles, tabaqueros y otros obreros. No obstante, toda reunión con el fin expreso de fijar tipos de compensación para la mano de obra y el establecimiento de relaciones equitativas entre patronos y obreros ó para protestar por algo, constituía una combinación ilícita o una conspiración, que se castigaba fuertemente .
Es por ello que las primeras manifestaciones fueron espontáneas y se desarrollaron sin una coordinación específica. Se tiene conocimiento que la primera huelga se desarrolló en el 1848 en San Juan y que duró aproximadamente una hora . Sin embargo, la más conocida de las acciones concertadas por trabajadores(as) fue la participación en los boicots económicos que se desarrollaron en los años subsiguientes.
En las décadas después del Grito de Lares se desarrollaron muchas manifestaciones. No obstante, debemos resaltar que en las haciendas cafetaleras y cañeras hubo actividades en menor escala y que al final fueron creando una consciencia de clase obrera. Este dato queda probado en la década de los 90’s en el siglo XIX. A modo de ejemplo, por concepto de devaluación de la moneda española, se desarrollaron varias manifestaciones de todos los sectores de la población puertorriqueña. El pueblo trabajador no se quedó atrás. En el mes de febrero del 1895 se desarrollaron varias huelgas espontáneas en diferentes partes de la isla .
La última manifestación obrera bajo dominio español en la isla, que se tiene registro, se realizó el 11 de febrero del 1898. Esta manifestación la consideramos un poco atípica a la lucha obrera. La misma se realizó a favor del movimiento autonomista. Los trabajadores y trabajadoras pensaban que la llegada de la Carta Autonómica significaba su dignificación y una conquista victoriosa de sus derechos como clase .
Meses más tarde, con la invasión estadounidense por Guánica el 25 de julio del 1898, muchos pensaban que este evento pudiera significar bajar la guardia de la clase obrera. No fue así. De hecho, los grupos de obreros se mantuvieron planificando y coordinando actividades que más tarde tuvieron su impacto bajo dominio estadounidense en la isla.
Par de semanas después que las tropas estadounidenses tomaron control de la isla y la rendición de las tropas españolas, surge la primera manifestación bajo dominio de Estados Unidos. El 20 de octubre de 1898 surge la huelga de los tabaqueros . Me parece que este evento tiene mucho significado. Las razones para mantener una lucha obrera no consistía necesariamente por razones políticas. Ya la clase obrera tomaba conciencia de su condición y, sin importar quien estuviera gobernando el país, había que mantenerse en pié de lucha. El significado del evento es tal que la huelga se mantuvo por tres meses.
De hecho, otra huelga que se va a desarrollar bajo dominio de Estados Unidos es la huelga de los tipógrafos el 17 de noviembre de 1898 . A los tipógrafos se les consideraba la clase más preparada e intelectual de los diferentes grupos de obreros, pues era la que estaba detrás de la prensa escrita. La que buscaba, analizaba y expresaba la información que mantenía la clase obrera unida. Por otro lado, la presencia de la huelga de tipógrafos demostraba que se mantendría una lucha constante en contra de las posiciones patronales y de todo aquel que intentara interrumpir el avance obrero. Otra relevancia de la huelga es el mensaje que le envía al gobierno estadounidense: era una clase unida, con conciencia y controlamos lo que se escribe.
Otra manifestación que considero importante es la huelga del Muelle de Espigón el 20 de diciembre de 1898 . Esta vez fueron los estibadores de los muelles o “los muelleros”. Debo recordar que el muelle de San Juan seguía siendo uno de los más importantes de la isla. Era el puerto principal de desembarco de soldados y material de apoyo para el gobierno estadounidense. Un dato relevante es que en esta huelga el patrono contrató, lo que ha pasado a ser la primera vez en la isla de Puerto Rico, rompe huelgas.
Tal vez la manifestación de mayor importancia, por lo menos es la que más historiadores(as) resaltan, es la huelga del 1 de mayo del 1899 . Esta fue la primera huelga general en la isla. Muy bien coordinada entre todos los sectores obreros y que marcó una conquista que dura hasta nuestros tiempos: la jornada diaria de ocho horas. Debo recordar que previo a esta conquista la jornada diaria oscilaba entre doce (12) y catorce (14) horas. Todo un sistema de explotación obrera. Por lo tanto, la jornada de ocho (8) horas es un evento de mucha relevancia para toda la clase obrera en Puerto Rico.
Conclusión
El desarrollo de una clase obrera o movimiento obrero en Puerto Rico está ligado a diferentes eventos que, de una forma u otra, ayudaron a crear una conciencia de clase. Este movimiento obrero no se escondió y, todo lo contrario, mantuvo unido un sector de la sociedad puertorriqueña que, aún hoy día, le debemos a estas primeras manifestaciones huelguistas, que nos abrieran las puertas a mantener una conciencia que perdura y nos toca preservar.
El mejor tributo que le brindamos, a la generación que inició esta conciencia, es no dejar callar al pueblo ante la indignación, penurias y abuso de poder de gobernantes. Continuar con las manifestaciones del pueblo trabajador, uniéndose en cualquier frente, representa un nuevo amanecer diario. La lucha racional es merecedora de la victoria del pueblo.
Referencias
Alicea Ortega, Luz Milagros. La formación de la clase obrera en
Puerto Rico: aproximación teórico-metodológica
(1815-1910). San Juan: First Book Publishing, 2002.
Establecimiento Tipográfico El Vapor, Reglamento Taller Benéfico
de Artesanos, Ponce, 1888.
García, Gervasio y Ángel Quintero.Desafío y solidaridad: breve
historia del movimiento obrero puertorriqueño. Río Piedras:
Ediciones Huracán, 1997.
García, Osvaldo. Fotografía para la Historia de Puerto Rico,
1844 – 1952. Río Piedras: Editorial de la Universidad de
Puerto Rico, 1989.
Hobsbawm, Eric J.. Industria e Imperio: historia de Gran
Bretaña desde 1750 hasta nuestros días. Barcelona: Editorial
Crítica, 2001.
Iglesias de Pagán, Igualdad. El obrerismo en Puerto Rico: época
de Santiago Iglesias (1896:1905). San Juan: Ediciones Juan
Ponce de León, 1973.
Jiménez de Wagenheim, Olga. El grito de Lares: sus causas y sus
hombres. Río Piedras: Ediciones Huracán, 1985.
Marx, Carlos. La luchas de clases en Francia. Buenos Aires:
Editorial Claridad, 1968.
Nieves Méndez, Antonio. La influencia del comercio en el
desarrollo socio-económico de la ciudad de Mayagüez
(siglo XIX). Tesis de Ph.D. en Historia del Centro de Estudios
Avanzados y del Caribe, 2003.
Ramos Mattei, Andrés. La hacienda azucarera: su crecimiento
y crisis en Puerto Rico (siglo XIX). San Juan: Centro de
Estudios de la Realidad Puertorriqueña, 1981.
Scarano, Francisco. Puerto Rico; cinco siglos de historia,
segunda edición. México: McGraw Hill Latinoamérica,
2000.
Silén, Juan Ángel. Apuntes para la historia del movimiento
obrero puertorriqueño. San Juan: Edición Propia, 1995.
Sociedad Benéfico-cooperativa del Gremio de Tabaqueros de
Ponce, Reglamento, Ponce, 1891.
Toledo, Evaristo. Sindicalismo: lecturas básicas. San Juan:
Editorial Cordillera,
No hay comentarios:
Publicar un comentario