Las mujeres en el movimiento obrero de Puerto Rico, a principios del siglo 20



 


Las mujeres jugaron un papel importante en el movimiento obrero de Puerto Rico, en protesta contra la esterilización forzada y la desigualdad económica 

Luchas obreras y sindicalización en Puerto Rico

English version




Huelga de los trabajadores de la industria azucarera 1947
El reconocimiento de los derechos de los trabajadores puertorriqueños ha sido el resultado de muchos años de luchas obreras, conjugado con la maduración del estado de derecho de Puerto Rico y la adopción de leyes laborales estadounidenses. Este proceso se conformó a partir de una serie de eventos sociales, políticos y económicos enmarcados principalmente entre las últimas décadas del siglo XIX y el siglo XX. Como resultado desembocó en la institucionalización de los sindicatos y la formación del derecho laboral en Puerto Rico.


Se pueden identificar indicios del comienzo de las luchas de los trabajadores por mejores condiciones de trabajo en la Isla en los reclamos hallados en el documento Los Diez Mandamientos de los Hombres Libres de Ramón Emeterio Betances, principal gestor del Grito de Lares. En éste, se incluyeron las demandas de la abolición de la esclavitud y la eliminación del régimen de la libreta de jornaleros. Durante los años del colonialismo español, las asociaciones de trabajadores, las cuales conforman el motor de los cambios en el ámbito laboral, eran consideradas actividades conspirativas. No obstante, existen registros de una serie de huelgas por parte de obreros de alrededor de 1895.



A la llegada de los estadounidenses a la Isla, comenzaron a implantarse nuevas leyes relacionadas con los derechos de los trabajadores. Se reconoció el derecho a los obreros de organizarse e irse a la huelga. Acto seguido se fundó la Federación Regional de Trabajadores, un sindicato laboral puertorriqueño. Poco después, y a raíz de una manifestación de la Federación Regional de Trabajadores, el primero de mayo de 1899, Día Internacional de los Trabajadores, el gobernador militar General Guy V. Henry emitió la orden general número 54, la cual reconoció por primera vez en Puerto Rico la jornada de ocho horas de trabajo. La proclama establecía ocho horas de trabajo, ocho de recreo y estudio, y ocho horas de descanso. La misma constituyó la génesis de la Ley 379 de 1948, conocida como la Ley de la Jornada de Trabajo, aún vigente.



Pese a estos adelantos, continuaron las luchas por el reconocimiento de los derechos laborales. En 1902, Santiago Iglesias Pantín, Eduardo Conde, Clemente Filomeno, Juan Guerra y otros dirigentes obreros puertorriqueños fueron encontrados culpables y sentenciados a cumplir cárcel y a pagar multas por el delito de ‘coligación para encarecer el precio del trabajo’. No obstante, el Tribunal Supremo de Justicia de Puerto Rico invalidó tal sentencia en tanto que habían sido juzgados al amparo de las disposiciones del Código Civil Español, a pesar de que ya imperaba el régimen estadounidense en Puerto Rico desde hacía cuatro años.



Al iniciarse el auge azucarero en la Isla, aumentaron las confrontaciones entre obreros y hacendados en demanda de mejores salarios y menos horas de trabajo. La Federación Libre de Trabajadores (FLT), un nuevo sindicato formado en el 1899 por Santiago Iglesias Pantín a raíz del rompimiento de la Federación Regional de Trabajadores, lideró las huelgas cañeras de 1905, 1915, 1934 y 1942, así como las del tabaco en 1919 y la de los muelles en 1938. Esta unión estuvo adscrita a la American Federation of Labor desde 1901.



Además de estar ligados con las grandes uniones estadounidenses, el movimiento obrero estuvo vinculado a la política partidista desde principios del siglo XIX. El Partido Socialista, brazo político de la Federación Libre de Trabajadores (FLT), incluyó en su programa electoral en 1919 importantes medidas relacionadas con los derechos de los trabajadores. Entre sus reclamos figuraba una jornada laboral de ocho horas, igual paga para mujeres y hombres, abolición absoluta del trabajo de menores, así como la libertad de asociación, de palabra y de reunión.



Otro importante sindicato puertorriqueño se formó a principios de la década de 1940, llamado Confederación General de Trabajadores. El mismo laboró durante los años de la Operación Manos a la Obra y durante los inicios del Mandato de Luis Muñoz Marín. Cinco años más tarde, se amplió la legislación laboral de la Isla con la implantación de la Ley 130 de 1945 llamada Ley de Relaciones del Trabajo de Puerto Rico. La misma regula las relaciones obrero-patronales de los sindicatos y establece las responsabilidades de los patronos y los beneficios o derechos mínimos que deben ser concedidos a los empleados. Esta ley, también autorizó el derecho a la sindicación de los trabajadores del sector privado y de las Corporaciones Públicas. Poco después se aprobó la Ley Taft-Harley, legislación estadounidense conocida también como la Ley Federal de Relaciones Laborales (1947), la cual se hizo extensiva a la jurisdicción de Puerto Rico.



Sin embargo, no fue hasta la Carta de Derechos de la Constitución de Puerto Rico ratificada en 1952, que fueron reconocidos como derechos inalienables algunas de las demandas obreras, tales como el derecho de los trabajadores puertorriqueños a organizarse en sindicatos, contemplado en las secciones 17 y 18. La Constitución reconoce, además, el derecho de asociación y el derecho a la huelga.

El Movimiento Obrero en Puerto Rico a Finales del Siglo XIX



Artículo publicado en El Cuervo 1, Nueva Época, enero-diciembre 2010, P. 67-78.



“La historia de los seres humanos es la historia de la lucha de clases”. Esta expresión de Carlos Marx pone de manifiesto una de las realidades para todos aquellos que nos interesa el tema del movimiento obrero y los procesos sociales. Uno de esos procesos de producción de relevancia internacional lo fue la Revolución Industrial.

El devenir de la máquina como instrumento de trabajo y producción fue revolucionario en todas las sociedades. El cambiar la forma de producción (de manual a la máquina) crea la necesidad de un obrero especializado para hacerla funcionar. Uno de los elementos más significativos es que este proceso trajo el desplazamiento del ser humano por la máquina. Así el obrero en general identificó sus necesidades y aspiraciones. Desarrolló una conciencia: la clase obrera. 

Este pequeño ensayo trata sobre la formación de la conciencia obrera en Puerto Rico y su pertinencia a finales del año 2009. Específicamente estaré presentando algunos elementos y eventos que considero fueron importantes en el desarrollo de una conciencia de clase del obrero puertorriqueño y reflexionar si estos tienen o no relevancia en nuestra realidad social actual. 

Marco de Referencia 

La historia de los pueblos es variada y uniforme. El concepto de variada lo mencionamos pues cada pueblo o sociedad en particular posee unos elementos que le distinguen y les provee de una identidad propia que solo su gente puede desarrollar. Por otro lado, la uniformidad de la historia está marcada en eventos que han ocurrido en pueblos y sociedades diferentes poseen elementos similares en otros. A modo de ejemplo el desarrollo de movimientos sociales han demostrado que, sin importar el espacio o tiempo en la cual transcurre, las causas, efectos y propósitos son similares. Es por ello necesario, que al momento de analizar cualquier temática socio histórica, hacer un recuento o marco de referencia en el cual uno se pueda ubicar el momento que el autor(a) desea narrar o exponer. 

El final del siglo XVIII fue una época que, muchos(as) estudiosos(as) de la historia y la sociología histórica han descrito que transformó la sociedad internacional . Cuatro revoluciones brindaron parte de la base de transición de los seres humanos de un tiempo a otro y fueron: la Revolución Industrial, la Revolución de Independencia de las Colonias Británicas en Norteamérica, la Revolución Francesa y la Revolución Haitiana. 

No obstante, relacionado directamente al proceso obrero debemos detenernos un poco en la Revolución Industrial. Muchos definen esta revolución como una aceleración del crecimiento determinado y conseguido por la transformación económica y social . Esta Revolución modificó la forma de producir de una manual al uso de la máquina como instrumento de producción en masa. Muchos han sido los críticos de este proceso específicamente porque el ser humano fue desplazado por las máquinas . Hobsbawm (2001) nos ofrece datos que hacen constar las condiciones de los trabajadores durante la Revolución Industrial:

               “Al pueblo trabajador le era exigida una lealtad completa a los
                dueños de las primeras empresas; los tejedores fueron 
                sustituidos por las nuevas máquinas y por mujeres; niños que 
                resultaban más baratos en paga. La construcción de 
                facilidades funcionales y prácticas a la producción 
                sacrificando la estética y las necesidades humanas. 
                Experimentación desmedida utilizando al pueblo
                trabajador con productos químicos. Las jornadas de 
               trabajo diario estaban entre las 12 y 14 horas al día. 
               Infantes entre las edades de 6 y 8 años trabajando  
               desde las 6 de la mañana hasta las 8:30 de la noche.” 
               (Hobsbawm 2001). 

Debemos resaltar que la Revolución Industrial tuvo efectos inmediatos en Europa y, en un abrir y cerrar de ojos, en todas las partes del planeta como Hobsbawn (2001) nos dice:

               “Nace el capitalismo industrial y se afirma el papel de la 
                 burguesía. Nace el proletariado industrial y aumentan los 
                 problemas sociales. Aparecen nuevos planteamientos 
                 políticos, económicos y sociales. Aumento en la producción 
                que motiva a buscar nuevos mercados. Inicia el proceso 
                de crecimiento poblacional urbano. Aumenta el poderío 
                militar, económico y político de las potencias europeas  
                y de Estados Unidos trayendo la expansión imperialista.” 
               (Hobsbawm 2001)

Puerto Rico, como parte del espacio internacional, sufrió el impacto de las consecuencias de la Revolución Industrial. Uno de los elementos a considerar es la economía puertorriqueña. Estudiosos(as) de la temática de la sociedad puertorriqueña del siglo XIX hacen referencia a que España trataba “la posibilidad de extraer jugosas ganancias y de mantener en funcionamiento del aparato burocrático-militar… gracias a la subvención económica de se recibía de México” (Alicea Ortega 2002) . 

De hecho, historiadores(as) indican lo ventajoso para Puerto Rico la aprobación de la Real Cédula de Gracias del 1815. Puntualizan que permitió que llegaran a la isla una fuerza de trabajo regular, preparada y con conocimiento técnico-agrario para la producción avanzada agrícola. Algunos(as) mencionan que la entrada de mano de obra preparada transformó la economía de subsistencia familiar en la economía de haciendas (Alicea Ortega 2002). 

Como puede apreciarse, al momento de Puerto Rico recibir la influencia de extranjeros (principalmente europeos o de colonias europeas) y del conocimiento de la tecnología agrícola, llegaron ideas, costumbres y culturas distintas a las establecidas por el puertorriqueño(a). Este intercambio también facilita la entrada de literatura y conocimiento que se desarrollaba fuera de la isla, como lo fueron las ideas laborales. El razonamiento de verse el pueblo trabajador como un solo grupo era medular en el proceso: la conciencia de clase . En muchos lugares esta conciencia de clase se desarrolla no directamente con propósitos laborales y sí por la frecuencia de interacción de iguales con las mismas preocupaciones. 

En el caso puertorriqueño, como nos dice Gervasio García y Ángel Quintero , la situación era muy difícil por el:
                “predominio de la esclavitud y el feudalismo durante la 
                 mayor parte de siglo XIX evitó que cuajara temprana 
                 y ampliamente la clase obrera puertorriqueña con vida 
                 y conciencia comunes.” (García y Quintero 1997).

No obstante, en el caso puertorriqueño del siglo XIX, fueron unas organizaciones o sociedades que permitieron dicha unidad y definición de grupo. Muchos(as) le han llamado a este tipo de organizaciones las sociedades precursoras ó la base de la solidaridad organizada . 

Estas sociedades precursoras fueron grupos de trabajadores que poseían unas necesidades similares y buscaban soluciones similares. Entre estas necesidades estaba el combatir excesos y atropellos por parte, principalmente, de hacendados ; velar por el bienestar de los trabajadores fuera y en su área de trabajo; desarrollar una conciencia de grupo; y luchar por conseguir derechos por su trabajo. Las sociedades estaban compuestas principalmente por trabajadores de la caña, tipógrafos, carpinteros, albañiles, obreros de construcción, muelleros y cocheros. 

Al inicio las sociedades precursoras fueron vistas por el estado Español con beneplácito. Veían en ellas una forma de que los artesanos y trabajadores diestros se desarrollaran y cooperaran entre sí. No esperaban que la frecuencia y sentido de pertenencia entre los artesanos fueran a contribuir en otras manifestaciones tales como las huelgas y acciones políticas. 

Una manifestación de las sociedades precursoras lo fueron los casinos de artesanos. Ejemplos de los casinos están el Círculo de Recreo y Beneficiencia en San Juan, La Bella Unión Mayagüezana en Mayagüez, El Círculo Ponceño de Artesanos en Ponce y La Unión Fajardeña en Fajado. Al inicio estos casinos de artesanos fueron vistos solo con propósitos de actividades recreativas y como un calque de la forma social de los españoles en los municipios, que tenían casinos para sus actividades. No obstante, la frecuencia de participación en estos casinos de artesanos contribuyó al desarrollo de una conciencia de clase distinta con necesidades particulares. De ahí parte una de las funciones de los casinos de artesanos: formaron pláticas y discusiones generales sobre sus necesidades y la forma de satisfacerlas.

Debo mencionar que lo que se inició como una expresión de participación de actividades recreativas y sociales se transformó en una forma de crear una conciencia de grupo tan necesaria para el desarrollo de grupos de obreros. Esto se demostró cuando los casinos comenzaron a ser utilizados como centros de reunión para planificar actividades concertadas como lo ocurrido en a finales del siglo XIX con el caso de los tabacaleros y los sastres de San Juan para aumentar sus salarios . 

Otra de las instituciones precursoras del movimiento obrero son las sociedades de auxilio mutuo. Estas sociedades tenían como propósito ayudar a los artesanos en casos de accidentes o enfermedades a través de medicinas, servicios médicos y enfermeros entre otros. Proveían a los trabajadores de unos cincuenta centavos diarios cuando estaban enfermos y no podían ir a trabajar . También en caso de que uno de sus miembros muriera contribuían con su familia. 

Junto a las sociedades de auxilio mutuo también se crearon las cooperativas de artesanos con el propósito de “asegurar el porvenir de sus asociados por beneficio de su trabajo” . Fueron muchas las cooperativas de artesanos y podemos mencionar algunas, a modo de ejemplo: las cooperativas de albañiles de Ponce (1893), la de carpinteros en San Juan, la de panaderos en Mayagüez. 

Puede observarse, a modo sucinto, la presencia de elementos básicos necesarios para que surgieran los primeros grupos organizados para el desarrollo del movimiento obrero puertorriqueño en el Siglo XIX. 

Movimiento Obrero Puertorriqueño
La mayor parte del obrero en Puerto Rico, en la primera mitad del siglo XIX, estuvo en una ignorancia y desconocimiento de los movimientos que se fueron gestando tanto en Europa como en Estados Unidos. Huelga decir que ya hemos mencionado que después de la entrada de extranjeros y de aquellos que fueron a estudiar en Europa, este desconocimiento desapareció. Las condiciones generales estaban marcadas por una jornada diaria de trabajo de sol a sol. Entiéndase que no se establecía horas de trabajo diario sino que iba desde el amanecer hasta la noche dentro de condiciones que hoy día son definidas de pobreza absoluta. 

En los aspectos educativos el obrero estaba en las mismas condiciones que el resto de la población: mucho analfabetismo y poca escolaridad. Igualdad Iglesias nos describe como era esta situación:

              “Durante esta época de dominación española, existían unas 
               380 escuelas públicas para niños y 148 para niñas; en 
               totalidad, 528 escuelas públicas. Para el 1860, únicamente 
               el 8% del total de la población sabía leer y escribir” 

La alimentación del obrero no era nutritiva. Se podría llegar a decir que era pésima pues, en muchas de las tiendas de hacienda, lo que le vendía eran desechos. La mayor parte del alimento consistía en bacalao, arenques, pan de inferior calidad, arroz, plátanos, batatas y café . Si se observa tres de los productos de alimentación provenían de lo que se cosechaba. Era muy raro encontrar un pedazo de carne en la mesa del obrero. Es obvio observar que la pobre alimentación unida a pobres condiciones de higiene, redunda en una pobre salud física y mental. A modo de ejemplo, podemos decir que la anemia, las fiebres palúdicas, la tuberculosis y la disentería eran comunes en los trabajadores(as) . 

Lo relacionado a vivienda y salarios la condición no era la mejor. En cuanto a vivienda la mayor parte del obrero vivía en estructuras de tipo bohío. Entiéndase que las casas estaban techadas y las paredes de paja. Solo en algunos casos las paredes estaban de madera de tabla de estilla . Debería mencionarse que una de las razones para la pobre estructura de las viviendas se debía en parte al poco salario que recibían. Nuevamente recurrimos a Igualdad Iglesias para que nos describa esta situación:

                 “El jornal del obrero era mezquino y miserable, insuficiente 
                  para cubrir las necesidades perentorias del diario vivir. 
                  Un campesino de la zona rural algunas veces recibía de 
                  30 a 50 centavos diarios (moneda provincial), y los 
                  obreros en la zona urbana eran compensados con 35 
                  a 60 centavos diarios (moneda provincial).

                  Se comentaba también que el hacendado promedio, 
                  sin embargo, no pagaba a sus hombres con dinero. 
                  Les pagaba con vales o chapas del tamaño de una 
                  moneda de diez centavos, que solamente valían en la 
                  pequeña tienda de las plantaciones” 

He demostrado de manera general que las condiciones de vida del obrero en el siglo XIX no eran las mejores. Con la gobernación del General Don Miguel López de Baños (1838-1841) comenzó una etapa de peores condiciones al trabajador y obrero. Se impuso la obligación de trabajar en caminos y otras de “beneficio social”. No cabe la menor duda que estar en condiciones deplorables y a la vez verse identificados, unos a otros por las mismas, hace que se tome en consideración el sentido de pertenencia y conciencia propia. 

La imposición también del Código Negro que aplicaba tanto a los esclavos como a los no blancos, también causó angustia y desesperanza entre los obreros. Este código en términos generales imponía severas penas a la población esclava y limitaba las actividades de la población no blanca . Si añadimos lo que fue el régimen impuesto por el Gobernador Juan Manuel de la Pezuela en el 1849 las condiciones son peores. El Reglamento de Jornaleros buscaba establecer unos controles y reglamentar las actividades de los trabajadores. Este reglamento impuso la “libreta de jornaleros” que fue un instrumento para mantener un sistema de servidumbre y dejaba a merced de los propietarios de haciendas y negocios a los obreros. 

Como puede observarse las condiciones de vida generales y los estatutos impuestos por el sistema español de gobierno, fueron parte de los factores que contribuyeron a que el obrero tomara conciencia de su condición y clase. De hecho, estos eventos y situaciones hacen que comiencen a desarrollarse las primeras actividades concertadas reconocidas y organizadas en Puerto Rico relacionadas al movimiento obrero. 

Debo resaltar que el gobierno español tenía varios decretos relacionados a actividades. Entre ellos que se permitía la existencia de gremios de artesanos como carpinteros, albañiles, tabaqueros y otros obreros. No obstante, toda reunión con el fin expreso de fijar tipos de compensación para la mano de obra y el establecimiento de relaciones equitativas entre patronos y obreros ó para protestar por algo, constituía una combinación ilícita o una conspiración, que se castigaba fuertemente . 

Es por ello que las primeras manifestaciones fueron espontáneas y se desarrollaron sin una coordinación específica. Se tiene conocimiento que la primera huelga se desarrolló en el 1848 en San Juan y que duró aproximadamente una hora . Sin embargo, la más conocida de las acciones concertadas por trabajadores(as) fue la participación en los boicots económicos que se desarrollaron en los años subsiguientes. 

En las décadas después del Grito de Lares se desarrollaron muchas manifestaciones. No obstante, debemos resaltar que en las haciendas cafetaleras y cañeras hubo actividades en menor escala y que al final fueron creando una consciencia de clase obrera. Este dato queda probado en la década de los 90’s en el siglo XIX. A modo de ejemplo, por concepto de devaluación de la moneda española, se desarrollaron varias manifestaciones de todos los sectores de la población puertorriqueña. El pueblo trabajador no se quedó atrás. En el mes de febrero del 1895 se desarrollaron varias huelgas espontáneas en diferentes partes de la isla . 

La última manifestación obrera bajo dominio español en la isla, que se tiene registro, se realizó el 11 de febrero del 1898. Esta manifestación la consideramos un poco atípica a la lucha obrera. La misma se realizó a favor del movimiento autonomista. Los trabajadores y trabajadoras pensaban que la llegada de la Carta Autonómica significaba su dignificación y una conquista victoriosa de sus derechos como clase .

Meses más tarde, con la invasión estadounidense por Guánica el 25 de julio del 1898, muchos pensaban que este evento pudiera significar bajar la guardia de la clase obrera. No fue así. De hecho, los grupos de obreros se mantuvieron planificando y coordinando actividades que más tarde tuvieron su impacto bajo dominio estadounidense en la isla. 

Par de semanas después que las tropas estadounidenses tomaron control de la isla y la rendición de las tropas españolas, surge la primera manifestación bajo dominio de Estados Unidos. El 20 de octubre de 1898 surge la huelga de los tabaqueros . Me parece que este evento tiene mucho significado. Las razones para mantener una lucha obrera no consistía necesariamente por razones políticas. Ya la clase obrera tomaba conciencia de su condición y, sin importar quien estuviera gobernando el país, había que mantenerse en pié de lucha. El significado del evento es tal que la huelga se mantuvo por tres meses.

De hecho, otra huelga que se va a desarrollar bajo dominio de Estados Unidos es la huelga de los tipógrafos el 17 de noviembre de 1898 . A los tipógrafos se les consideraba la clase más preparada e intelectual de los diferentes grupos de obreros, pues era la que estaba detrás de la prensa escrita. La que buscaba, analizaba y expresaba la información que mantenía la clase obrera unida. Por otro lado, la presencia de la huelga de tipógrafos demostraba que se mantendría una lucha constante en contra de las posiciones patronales y de todo aquel que intentara interrumpir el avance obrero. Otra relevancia de la huelga es el mensaje que le envía al gobierno estadounidense: era una clase unida, con conciencia y controlamos lo que se escribe.

Otra manifestación que considero importante es la huelga del Muelle de Espigón el 20 de diciembre de 1898 . Esta vez fueron los estibadores de los muelles o “los muelleros”. Debo recordar que el muelle de San Juan seguía siendo uno de los más importantes de la isla. Era el puerto principal de desembarco de soldados y material de apoyo para el gobierno estadounidense. Un dato relevante es que en esta huelga el patrono contrató, lo que ha pasado a ser la primera vez en la isla de Puerto Rico, rompe huelgas. 

Tal vez la manifestación de mayor importancia, por lo menos es la que más historiadores(as) resaltan, es la huelga del 1 de mayo del 1899 . Esta fue la primera huelga general en la isla. Muy bien coordinada entre todos los sectores obreros y que marcó una conquista que dura hasta nuestros tiempos: la jornada diaria de ocho horas. Debo recordar que previo a esta conquista la jornada diaria oscilaba entre doce (12) y catorce (14) horas. Todo un sistema de explotación obrera. Por lo tanto, la jornada de ocho (8) horas es un evento de mucha relevancia para toda la clase obrera en Puerto Rico.

Conclusión 
El desarrollo de una clase obrera o movimiento obrero en Puerto Rico está ligado a diferentes eventos que, de una forma u otra, ayudaron a crear una conciencia de clase. Este movimiento obrero no se escondió y, todo lo contrario, mantuvo unido un sector de la sociedad puertorriqueña que, aún hoy día, le debemos a estas primeras manifestaciones huelguistas, que nos abrieran las puertas a mantener una conciencia que perdura y nos toca preservar.

El mejor tributo que le brindamos, a la generación que inició esta conciencia, es no dejar callar al pueblo ante la indignación, penurias y abuso de poder de gobernantes. Continuar con las manifestaciones del pueblo trabajador, uniéndose en cualquier frente, representa un nuevo amanecer diario. La lucha racional es merecedora de la victoria del pueblo. 



Referencias

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        Puerto Rico: aproximación teórico-metodológica 
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Establecimiento Tipográfico El Vapor, Reglamento Taller Benéfico 
        de Artesanos, Ponce, 1888.
García, Gervasio y Ángel Quintero.Desafío y solidaridad: breve 
        historia del movimiento obrero puertorriqueño. Río Piedras: 
        Ediciones Huracán, 1997.
García, Osvaldo. Fotografía para la Historia de Puerto Rico, 
        1844 – 1952. Río Piedras: Editorial de la Universidad de 
        Puerto Rico, 1989.
Hobsbawm, Eric J.. Industria e Imperio: historia de Gran 
        Bretaña desde 1750 hasta nuestros días. Barcelona: Editorial 
        Crítica, 2001. 
Iglesias de Pagán, Igualdad. El obrerismo en Puerto Rico: época 
        de Santiago Iglesias (1896:1905). San Juan: Ediciones Juan 
        Ponce de León, 1973.
Jiménez de Wagenheim, Olga. El grito de Lares: sus causas y sus 
        hombres. Río Piedras: Ediciones Huracán, 1985.
Marx, Carlos. La luchas de clases en Francia. Buenos Aires: 
        Editorial Claridad, 1968. 
Nieves Méndez, Antonio. La influencia del comercio en el 
        desarrollo socio-económico de la ciudad de Mayagüez 
        (siglo XIX). Tesis de Ph.D. en Historia del Centro de Estudios 
        Avanzados y del Caribe, 2003.
Ramos Mattei, Andrés. La hacienda azucarera: su crecimiento 
        y crisis en Puerto Rico (siglo XIX). San Juan: Centro de 
        Estudios de la Realidad Puertorriqueña, 1981.
Scarano, Francisco. Puerto Rico; cinco siglos de historia, 
        segunda edición. México: McGraw Hill Latinoamérica, 
        2000.
Silén, Juan Ángel. Apuntes para la historia del movimiento 
        obrero puertorriqueño. San Juan: Edición Propia, 1995. 
Sociedad Benéfico-cooperativa del Gremio de Tabaqueros de 
         Ponce, Reglamento, Ponce, 1891. 
Toledo, Evaristo. Sindicalismo: lecturas básicas. San Juan: 
         Editorial Cordillera,

El 18 de junio en el calendario obrero


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El 18 de junio se conmemora una fecha de gran importancia en el calendario del movimiento obrero en Puerto Rico. En esa fecha, en el año 1899, un grupo de trabajadores reunidos en los salones del periódico obrero “El Porvenir Social” acordaron fundar la Federación Libre de Trabajadores con el objetivo de luchar por mejorar los salarios y condiciones de empleo de los trabajadores. En esa misma reunión, los trabajadores también acordaron fundar el Partido Obrero Socialista con el objetivo de conquistar el poder político. 

El 1 de julio de 1899 se constituyó el primer Comité Central de la Federación Libre de Trabajadores. De igual manera, y en la misma fecha, se constituyó formalmente el Partido Obrero Socialista. Demostrando la unión entre la lucha sindical y la lucha política, la Federación estableció sus oficinas el 31 de agosto de 1899 en la calle San Sebastián #39 en San Juan, mientras que el Partido estableció sus oficinas, ese mismo día, en el local contiguo #38 de la misma calle. Posteriormente “El Porvenir Social” pasaría a ser el 
12.

La historia de los anarquistas en Puerto Rico


“Los estudios sistemáticos sobre la historia del anarquismo en Puerto Rico nos son desconocidos. No obstante, sí es posible encontrarse con relatos que nos dan noticias al menos fragmentarias de una presencia libertaria directa o lateral inequívoca. Sabemos, por ejemplo, de las relaciones entre el patriota puertorriqueño Ramón Emeterio Betances y el anarquista Michele Angiolillo, compinches inesperados en el magnicidio de Cánovas del Castillo, sustanciado en 1897.
Yulín
Yulín - dijo que coordino la huelga de la UPi: Terrorista Urbana?
Sabemos también que, diez años después, hubo importantes huelgas agrícolas en Arecibo –ciudad puerto que, como tal, acogió el consabido trasiego de ideas libertarias– a través de la vida emblemática de Luisa Capetillo; una adelantada del feminismo libertario en las primeras décadas del siglo xx.
Por su parte, Ángel Cappelletti señala que en Puerto Rico, a diferencia de la mayor parte de los paises latinoamericanos, la influencia se dio más entre literatos y poetas ubicados en los irreverentes márgenes de la cultura oficial que en el movimiento obrero propiamente dicho.
En la actualidad, el espectro libertario puertorriqueño se expresa fundamentalmente en el espacio contracultural a través del grupo Cojoba y su Anaconda Records; de Desintegrados, que simultáneamente activa la Cruz Negra Anarquista; de Entre Barrotes y su Puerto Rico Hardcore E-zine; de la página La Barba de Bakunin; y de los zines Dispositivo Alteración Mental y La cuestión social. En cambio, no existen noticias recientes de un Kolectivo de Alternativa Libertaria, que en su momento fue el producto de la migración teórico-práctica de un grupo marxista de tendencias nacionalistas.
… el movimiento presenta desarrollos muy diferentes según el país de que se trate. Esos desarrollos parecen estar asociados con varios factores simultáneamente: las dimensiones del país, su grado de urbanización, sus posibilidades de acceso a las producciones culturales contemporáneas, su densidad comunicacional, su dinámica política más reciente y también la existencia o no de actividades libertarias continuadas a lo largo del tiempo, entre otros.
Todo ello resulta en un mosaico de singularidades y de combinaciones variables que difícilmente den lugar a una explicación genérica y, mucho menos, a previsiones medianamente ajustadas sobre el futuro inmediato. No obstante, quizá sea posible sostener desde ya que el desarrollo relativo del movimiento y la proliferación de grupos parece ser mayor en países como la Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay; presenta una situación intermedia en lugares como Bolivia, Costa Rica, Perú y Venezuela; cuenta ya con un cierto recorrido en Colombia y Ecuador, es incipiente en Dominicana, El Salvador, Guatemala, Panamá, Paraguay y Puerto Rico; y, por último, demora todavía en manifestarse en el resto de la América Central y el Caribe.”
Los sediciosos despertares de la anarquía
Daniel Barret (Rafael Spósito)

La huelga como instrumento de lucha obrera, 1915-1942


La huelga como instrumento de lucha obrera, 1915-1942

Apuntes para el estudio del desarrollo del movimiento obrero puertorriqueño entre 1898 y 1940: una reflexión preliminar

Algunas biografías de líderes obreros puertorriqueños en la Federación Libre



Romero Rosa, Ramón 
Biografía

Su pseudónimo en algunos escritos es R. del Romeral. Nace en San Juan en 1863. Su condición de obrero tipógrafo le ayudó mucho en su educación y en la adquisición de material para sus libros y escritos. Formó parte del grupo original del periódico “Ensayo Obrero”. Cooperó también en “El Porvenir Social”, “La Miseria”, “El Pan del Pobre”, “Unión Obrera”. Entre sus escritos se encuentran “Santiago Iglesias, su biografía”, “La Emancipación del Obrero” (drama), “La cuestión Social y Puerto Rico”, (ensayo sobre motivación social), “Testamento de un Esclavo del Progreso” (Poema en prosa), “Musarañas”, ensayo sobre problemas que aquejan al trabajador puertorriqueño, y otras publicaciones de carácter propagandístico y didáctico para el obrero. Fue Delegado a la Cámara por el distrito de San Juan durante los periodos legislativos comprendidos entre los años 1905 y 1907. Fue electo bajo la insignia del Partido Unión de Puerto Rico, que había acordado concertar un pacto con la Federación Libre del Trabajo. Murió en el desempeño de su cargo legislativo.



Tomado de:
La Gran Enciclopedia de Puerto Rico
“La Cultura Obrera en Puerto Rico: El liderato de Santiago Iglesias Pantín” por Igualdad Iglesias Vda. De Pagán

Alonso Torres, Rafael
Biografía
Nació el 27 de septiembre de 1880, en San Juan Puerto Rico. Fueron sus padres Francisco Alonso Prado, natural del pueblo de Motril de la Provincia de Granada, España; y Victoria Torres Pellicier, natural de San Juan, Puerto Rico. Su educación se inició en la Esuela de Párvulos que dirigía en San Juan la profesora doña Encarnación Gandía. Luego obtuvo su educación elemental en la escuela de don Felipe Janer y Soler y la terminó en el plantel educativo del profesor Juan Barreras. Los conocimientos adquiridos como base de su instrucción primaria comprendieron las siguientes materias: doctrina cristiana, manual de urbanidad, fábulas de Lafontaine y Samaniego, Fleure, historia sagrada, de España, de Puerto Rico y universal, aritmética, sistema métrico decimal, nociones generales de álgebra y geometría plana y del espacio, geografía de Puerto Rico, de España y universal, gramática castellana, libro de lectura El Juanito y otras. El 25 de diciembre de 1892 solicitó empleo como aprendiz de tipógrafo en la tipografía de don José Julián Acosta, donde se publicaba la Gaceta Oficial. Las oficinas imprentas y las redacciones de periódicos para aquel entonces constituían una especie de pequeños laboratorios, donde no sólo se aquilataban y analizaban los problemas, sino que se debatían y controvertían todos los asuntos que preocupaban y agitaban la opinión pública puertorriqueña.

En el curso de su aprendizaje, tuvo la oportunidad de ponerse en contacto con tipógrafos profesionales puertorriqueños españoles, franceses, belgas y alemanes, muchos de ellos graduados de Escuelas de Artes y Oficios de España y Alemania. 

Tomó una parte activa en el Grupo de Estudios Sociales y en la formación de la Federación Libre; estuvo dentro del a Unión de Tipógrafos por muchos años. El nombre de Alonso figuraba en los registros de organizaciones internacionales del trabajo. Instaló la logia “Obreros Unidos” de Aibonito.

Fue fundador de la revista titulada “Luz y Vida”; colaborador de periódicos y semanarios obreros. Redactó informes extensos sobre el desempleo.

Tomado de:
“Cuarenta años de lucha proletaria” por Rafael Alonso Torres
“La Cultura Obrera en Puerto Rico: El liderato de Santiago Iglesias Pantín” por Igualdad Iglesias Vda. De Pagán

Capetillo, Luisa 
Biografía

Nació en Arecibo el 28 de octubre de 1879. Recibió educación formal en su propio hogar. Fue periodista, escribió dramas y cuentos. Se destacó por su lucha a favor del obrero y del campesino. Trató, por todos los medios posibles a su alcance, de fundar granjas para ayudar a los hijos de los campesinos, por lo que viajó a varios países en busca de ayuda. Sin embargo, en vez de obtenerla fue expulsada en varias ocasiones de aquellos países por considerársele de ideas peligrosas. A principios del siglo XX salió por las calles de Puerto Rico vestida con pantalón y camisa y el pelo recortado. Era una forma de expresar sus ideales a favor de la emancipación de la mujer. En 1910 fundó la revista La Mujer, dedicada a la defensa femenina y al voto para las mujeres. Murió en Río Piedras en 1922.

Tomado de:
La Gran Enciclopedia de Puerto Rico

Rivera Martínez, Prudencio 
Biografía

Nació en Caguas el 28 de abril de 1887. Inició sus estudios en el sistema de Instrucción Pública del país, pero tuvo que abandonarlos para dedicarse al trabajo. Desde muy joven se inició como organizador del movimiento obrero puertorriqueño. En las primeras décadas del siglo XX participó activamente en una serie de huelgas que se desarrollaron en las centrales azucareras y en los talleres del tabaco. En 1908 fue designado vicepresidente de la Federación Libre del Trabajo y en 1912, organizador general de la Unión Internacional de Tabaqueros de América. Asistió como delegado a las convenciones que celebró la Unión Internacional de Trabajadores desde 1912 a 1931. Fue miembro del Partido Socialista. De 1931 a 1940 ocupó el cargo de Comisionado del Trabajo. El 20 de agosto de 1939 fue expulsado del Partido, debido a una creciente pugna entre él y Bolívar Pagán, dirigente socialista. Organizó entonces el Partido Laborista Puro, con el cual se unió a José Ramírez Santibáñez, presidente del Partido Liberal Puertorriqueño, y a Miguel Ángel García Méndez para fundar lo que se llamó Unificación Puertorriqueña Tripartita. En las elecciones de 1940 se postuló, y fue derrotado, para un escaño a Senador por acumulación. Al colaborar en la representación legislativa de la Unificación con el Partido Popular Democrático, aspiró a ser nombrado nuevamente Comisionado del Trabajo, pero los populares lo rechazaron. En 1942 su Partido se había debilitado notablemente y en ese momento pasó él a presidirlo. En 1944 la colectividad se convirtió en el Partido Progresista Puertorriqueño, que buscó la alianza con la Unión Republicana. Murió el 5 de enero de 1969. Unos días antes, su hija, Julia Rivera de Vincenti, había comenzado a ejercer el cargo de Secretaria del Trabajo.

Tomado de: 
La Gran Enciclopedia de Puerto Rico

Francisco Paz Granela escribe informe a Santiago Iglesias Pantín




Francisco Paz Granela, líder de la Federación Libre de los Trabajadores de la Isla de Puerto Rico, organizador obrero y representante de los obreros y obreras del Tabaco. Este trabajo lo llevaba a cabo bajo la dirección de Prudencio Rivera Martínez.
 Como camarada y amigo  escribe a Santiago Iglesias el día 17 de noviembre de 1927,  y le informa sobre las condiciones de las industrias en Puerto Rico que necesitan  reorganización en los gremios para obtener mejores condiciones de trabajo .

Paz Granela le recomienda reorganizar las siguientes industrias:  Los salarios que reciben las trabajadores de la industria de la aguja ascienden a un promedio de diez  centavos  diarios o sesenta centavos semanales, la inmensa mayoría de las mujeres trabajan a domicilio.  Las despalilladoras perciben salarios de cincuenta centavos diarios.  Los trabajadores agrícolas todavía están ganando cincuenta a sesenta centavos el día, algunos reciben hasta un dolar pero este es el menor número.
La jornada de trabajo de los mismos es de nueve a diez horas diarias. 
Además de organizar gremios Paz Granela también fomentaba la educación del trabajador.  Un segmento de un párrafo cita lo siguiente:
"Si en vez de perder el tiempo algunos compañeros en tonterias, prejuicios y vanidades, conjuntamente con nosotros cooperaran a la misión organizadora y educadora de los trabajadores del país, dentro de poco tendríamos un movimiento obrero poderoso "


Fondo SIP
L57 C33 F-8-9 

La Prensa y la Literatura Obrera

Periodicos puertorriqueños del siglo XIX


La prensa y la literatura obrera



La prensa y la literatura obrera tienen como marco histórico las luchas obreras de la Federación Regional, la Federación Libre de los Trabajadores y el Partido Socialista. Es la lucha de los trabajadores en dos frentes: contra la estructura de poder de la burguesía puertorriqueña y contra el poder administrativo del régimen español primero y del norteamericano después.

La burguesía puertorriqueña, víctima de lo que se ha llamado el cambio de soberanía, estaba incapacitada de ser la clase dirigente a cualquier proceso revolucionario nacional. Limitada en su papel a ser un socio menor del capitalismo norteamericano en la explotación de los trabajadores, su papel se orientará por un reformismo político y un nacionalismo cultural que en ningún momento ha de representar una amenaza real a la dominación norteamericana en los primeros treinta años.

Por otro lado tenemos lo que amenaza la estabilidad de la clase dominante, estructura de poder compuesta por puertorriqueños y extranjeros, es el campesinado que para aquel entonces ha de constituir la base social revolucionaria de la sociedad puertorriqueña.

Dentro de esta clase hay sectores como los tipógrafos (Romero Rosa y Ferrer y Ferrer), carpinteros (Santiago Iglesias), trabajadores de muelles (Eduardo Conde), encuadernadores, albañiles, barberos (Manuel F. Rojas), zapateros (Juan S. Marcano) y tabaqueros (Alfonso Torres, Moisés Echevarría) que constituían la vanguardia de los tabaqueros puertorriqueños.

Al igual que en otros países, los tipógrafos han de constituir la élite intelectual del movimiento obrero. De este ejército de autodidactas ha de surgir el liderato obrero que ha de darse a la tarea de organizar el movimiento obrero en Puerto Rico. Interesante es que a tono con lo anterior, los tipógrafos constituían el gremio de “continuidad y antigüedad”, habiéndose fundado en 1877.

Estos obreros formados en las lecturas de Anselmo Lorenzo, Francisco Ferrer, Eliseo Reclús, José Prudhon, José Fanelli, Miguel Bakunin y Carlos Marx, han de organizarse a través de los grupos de Estudios Sociales.

Bajo la dirección de José Ferrer y Ferrer se habrá de organizar en Caguas uno de estos grupos del cual serán participantes Juan Vilar, Aurelio Villarini, Pablo Vega Santos, Julio Figueroa, los hermanos José y Carmelo Osorio, Juan José López, Pedro San Miguel, Prudencio Rivera Martínez y otros más.

Para el 1897, el carpintero Fernando Gómez y los tipógrafos Ramón Romero Rosa y José Ferrer y Ferrer han de iniciar la publicación del semanario Ensayo Obrero.




Ensayo Obrero será perseguido por el régimen español, multado por críticas a la religión católica y su director Santiago Iglesias será arrestado junto a José Mauleón y Emiliano Ramos. La actividad desplegada llevó a los liberales de Luis Muñoz Rivera a fundar El Obrero Liberal dirigido por Andino Galés con el propósito de defender al Partido Liberal frente al Partido Autonomista Puro de José Celso Barbosa.

Para el 11 de febrero de 1898 con motivo de la inauguración del gabinete autonomista, los trabajadores puertorriqueños celebraron su primera manifestación pública con la bandera roja desplegada, la cual era sostenida por José Ferrer y Ferrer.

El 25 de marzo del mismo año los trabajadores se reunieron en el Teatro Municipal en número de 3,000, el acto se convocó para protestar las persecuciones y arbitrariedades del gobierno autonómico. Participaron en la actividad José Ferrer y Ferrer, Eduardo Conde, Ramón Romero Rosa, José Mauleón, Emiliano Ramos, Juan Cepeda, Fernando Gómez Acosta, José Rivera y Rosendo Rivera García. Este era el núcleo que habría de constituir el liderato de la Federación Regional.

Ya para el primero de junio de 1897, Ensayo Obrero publicaba las bases de la Federación Regional Obrera de Puerto Rico. La guerra Hispano-Americana será el cambio violento que ha de poner en contacto una sociedad agraria y semi-feudal con una democracia liberal en pleno desarrollo capitalista. La gran limitación de las clases dominantes se verá en su actitud ante el nuevo régimen, el cual tratarán de utilizar para impedir el desarrollo del incipiente movimiento obrero.

Bajo los inicios de la dominación norteamericana, Porvenir Social (23 de octubre de 1898) pasará a sustituir a Ensayo Obrero como el órgano de la clase trabajadora. Días antes (20 de octubre de 1898) había quedado organizada la Federación Regional. Será bajo la dirección de ésta que se darán las huelgas en Carolina, Ponce, Aguadilla, Fajardo y en especial la huelga de los tabaqueros de San Juan que habría de durar tres meses. En Ponce se creaba una rama de la Federación y organizaban un semanario Voz Obrera dirigido por Ramón Morel y Fernando J. Matías que a las pocas semanas ha de cambiar de nombre a la Liga Obrera.

El grupo de Caguas tenía dos voceros locales Voz Humana y Humanidad Libre. Siendo sus más asiduos colaboradores Juan Vilar, Pedro San Miguel, Pablo Vega Santos y José Ferrer y Ferrer.

El 18 de noviembre de 1898 se organizó la Federación en Arecibo con la participación de diez incipientes uniones de oficios. Y para el 17 de noviembre los tipógrafos de San Juan declaraban una huelga general que paralizó los diarios y talleres de la Capital.

La labor de organización de la Federación se extendía a Aguadilla, Ponce, Mayagüez, Lares y Guayama de donde surgían constantes protestas por los arrestos y los abusos de las autoridades.

Para el año de 1899 la Federación celebró el Primero de Mayo. Fue celebrado con un mitin donde participaron diferentes líderes obreros de la época. Además, fue celebrado con manifestaciones públicas en Manatí, Mayagüez, Cayey, Guayama, Ponce, Lares, Aguadilla, Arecibo y Juana Díaz.

La intromisión del Partido Republicano en los asuntos de la Federación Regional, en especial en su Comité Central, por medio de Rosendo Rivera García, ha de llevar a su disolución en una borrascosa reunión en día 12 de junio la primera y el 18 de junio de 1899 la segunda. Ese mismo día en las oficinas de Porvenir Social se acordó la organización de la Federación Libre de los Trabajadores de Puerto Rico. Mientras tanto la Federación Regional pasa a ser un organismo bajo el control del Partido Republicano quien la subvencionó con la cantidad de $600.00.

Será bajo las banderas de la Federación Libre que habrán de darse en 1899 las huelgas de los carpinteros y de los obreros de muelle. En 1900 se dará en el país la primera huelga general donde los trabajadores se verán obligados a defenderse de la represión y de la brutalidad policíaca que junto a la estructura de poder pretendía aplastar el movimiento obrero.

De 1900 a 1920 el país se verá envuelto en un intenso conflicto social que llevará a la organización del Partido Socialista (1915), como el partido de los trabajadores. La serie de alianzas que promueven las clases dominantes contra los trabajadores, llevará a un fortalecimiento del movimiento obrero en la medida que los trabajadores toman conciencia de su poder como clase. Resultado de esto será la “Cruzada” de 1904. Esto puede verse en el libro de Ramón Romero Rosa, firmado con el seudónimo R. de Romeral, La cuestión social y Puerto Rico (1904), donde se establecen las definiciones de amos, proletarios y patria, en contraste con el nacionalismo cultural y el patriotismo de las clases propietarias. De igual manera hay que ver que el rechazo que hace Luisa Capetillo al gobierno propio que piden los unionistas en Ensayos Libertarios (1904-1907). Su planteamiento es un reflejo de la desconfianza del liderato obrero de la época ante las demandas de los propietarios del país.

Se deja sentir así la influencia de las corrientes anarquistas en Puerto Rico. Tenemos a Luisa Capetillo, esa mujer leyenda de nuestras luchas obreras, utilizando la ideología libertaria para combatir el mundo autoritario que la rodea, participando activamente en los Congresos Obreros, escribiendo contra todo aquello que expresa la ideología de clase de los propietarios enquistados en los partidos tradicionales. Por eso Luisa Capetillo escribió contra la religión católica, la institución familiar en su doble moralidad, contra todo lo que representa la ideología de clase de los hacendados que controlan el Partido Unionista. Gran contraste el de esta mujer que escribe para educar al pueblo y nuestro José de Diego, el Caballero de la Raza, defensor del idioma, de la religión católica, hispanista y abogado de corporaciones “nativas” y extranjeras.

Tenemos a los obreros Romero Rosa (Romeral) y José Ferrer y Ferrer escribiendo desde las páginas de Ensayo Obrero primero y de Porvenir Social después, en defensa de los trabajadores. Así, el Catecismo Socialista (1905), de Romero Rosa, se orientaba a la educación de los trabajadores en los principios del socialismo libertario. Han de ser los trabajadores Ferrer y Ferrer y Venancio Cruz los autores de la música puertorriqueña de La Marsellesa, el himno del proletariado y del socialismo puertorriqueño. 

Ver como Ángel María Dieppa en sus escritos El porvenir de la sociedad humana (1919), recoge las principales ideas del anarquismo y las presenta a sus lectores, las cuales podrían resumirse en las palabras del mismo Dieppa: “La Moral del Estado, de la Religión y de la Patria con todos sus derechos y todas sus libertades, no es más que una denigrante historia de la Humillación y de la Servidumbre”. Libro que termina con un Epílogo firmado por Juan José López del Grupo de Estudios Sociales de Caguas, donde su actitud iconoclasta nos dice: “Muerto Dios a los certeros golpes de la lógica, sentimos al tiempo mismo de su muerte bambolearse en sus cimientos el edificio de la sociedad actual”. 

La experiencia práctica bajo el régimen español y el vivir en la sociedad de la época les había enseñado que la religión servía los intereses del régimen que los embrutecía y los explotaba. Será por esto que el fervor anti-religioso de los anarquistas españoles calará tan hondo en los líderes obreros del país. Estas mismas ideas toman vida en la pluma de Venancio Cruz en Hacia el porvenir (1906), ese tratado anti-autoritario que son sus escritos. Venancio Cruz predica un humanismo que mira hacia el porvenir, en una sociedad libre, con un nuevo hombre que se ha transformado en un hombre sano, fuerte, poderoso y libre. En Venancio Cruz, al igual que en Dieppa se siente la influencia del filósofo libertario Eliseo Reclús, probablemente a través de la lectura de su libro Evolución, Revolución y Anarquismo que había sido traducido al español por los anarquistas españoles.

Para 1911 publica Luisa Capetillo su libro Mi opinión sobre las libertades, derechos y deberes de la mujer, como compañera, madre y ser independiente. Los planteamientos hechos por Luisa Capetillo la señalan como la precursora del movimiento de liberación de la mujer, mucho antes que cuajara el movimiento de las sufragistas y el ser feminista se hubiera convertido en algo respetable.

Así también Juan José López en su libro Voces Libertarias nos dice: “Aquí en Puerto Rico ha habido varias huelgas agrícolas y en todas ellas hubo atropellos, persecuciones y asesinatos. De dichas infamias se ha hecho recopilación de datos, se han enviado comisiones y quejas a Washington y de todo se ha burlado la gran república, porque allí en el mismo pueblo americano, se disuelven mítines a tiros, se desbaratan cráneos femeniles a macanazos policíacos, se asesina y se ametralla al pueblo que pide justicia”.

López intuye el carácter internacional del capitalismo, pero no puede distinguir la relación de los hechos que señala y su vinculación al problema nacional-colonial. Reconoce que la burguesía que explota es la misma en los Estados Unidos o Puerto Rico. No importa que para disfrazar sus posiciones y cubrir sus ambiciones se esconda detrás de un lenguaje patriótico y nos hable de libertad e independencia. Al fin y al cabo a lo que aspira es a perpetuar la explotación del hombre por el hombre.

Por eso el movimiento obrero al enjuiciar la labor legislativa de la Cámara de Delegados acusa al Partido Unión de Puerto Rico de representar la tiranía. Tal como se señala en el manifiesto “The Tyranny of the House of Delegates” (1913).

Juan Vilar del Grupo de Estudios Sociales de Caguas publica sus Páginas Libres (1914) orientadas a destacar la lucha de la ciencia contra la superstición. La lucha del pensamiento científico contra el pensamiento religioso que se basa en el miedo del hombre a lo desconocido. En un apretado párrafo nos presenta sus ideas sobre la lucha del hombre en la transformación de su yo frente a las fuerzas reaccionarias que quieren ahogarle. “La mañana ideal. El hombre vive dentro de esa mañana, humilde como un Cristo, apurando la cicuta del dolor, como Sócrates, hablando del porvenir como Ferrer, cantando a la patria, como Rizal, con los satélites de Galileo, el martirio de Juan Huss, las llamas de Giordano Bruno, la elocuencia de Cautelar, la cumbre de Hugo, la antorcha de Diógenes, la sonoridad de Reclús, el sentimiento de Luisa Michel.”

Influido por las ideas de Reclús y de Francisco Ferrer y la Escuela Moderna, Vilar ha de dedicar gran parte de sus escritos a bregar con el problema de la educación del niño. Con la conciencia de que en nuestra sociedad los niños constituyen un sector de los más explotados, de los más abusados para quienes no hay respeto ni solidaridad. Así tenemos en las primeras décadas del siglo 20 un obrero definiendo desde su experiencia práctica y teórica lo que es un maestro: “El verdadero pedagogo, es el que siembra en el niño una educación científica, explicando los fenómenos naturales como fuerza física y mecánica”.

De esta manera como los “anarquistas” puertorriqueños llegan al convencimiento que además de transformar el sistema social, hay que transformar las actitudes, rompiendo las estructuras autoritarias que controlan el pensamiento y la conducta. Expresión de una conciencia de clase mucho más alerta a las actitudes autoritarias de nuestra cultura y mucho más militante en su manifestación que el independentismo tradicional que se nutría de la ideología de la burguesía.

También el zapatero Juan S. Marcano nos da sus Páginas Rojas (1919), soldado de filas representa claramente el ideal obrero al surgir el Partido Socialista. No deja de llamar la atención la influencia directa del escritor mexicano, el anarquista Flores Magón en algunas partes de este libro.

Eduardo Conde, ese escritor obrero “boquiduro y malhablao” tenemos el impacto de la revolución rusa (1917) y anuncia una tendencia minoritaria en el Partido Socialista que con posterioridad a la década del veinte irá tomando cuerpo. En “¿Qué es Bolcheviquismo?” en su libro Acusación y Protesta (1919), se expresa la violenta defensa de la revolución rusa, y la solidaridad que ella tuvo de los diferentes sectores del socialismo y del movimiento obrero. Es la defensa contra las acusaciones que le son lanzadas al Partido Socialista por los unionistas que importan a Puerto Rico desde los Estados Unidos la histeria anti-comunista ante el “peligro rojo”.

También tenemos de Manuel F. Rojas Cuatro siglos de ignorancia y servidumbre en Puerto Rico (1914), donde se nos presenta la historia de Puerto Rico desde la perspectiva de la clase obrera, lo que hace – tal vez – el primer historiador obrero. A esta obra histórica le sigue lo que considero la obra más representativa del socialismo Los ideales del Siglo XX (1932) de José Ferrer y Ferrer. Es un libro idealista, lleno de alusiones a los diferentes teóricos del socialismo libertario y entra en la génesis del movimiento socialista en Puerto Rico. La influencia del individualismo del escritor anarquista Max Stirner está presente en su obra: “Debemos estimar por igual esta obra de transformación política-social que se ha iniciado, debiendo tener presente también que si cada hombre es UN SOBERANO DE SU YO, ni ha de procurar subyugar ni ser subyugado, ni ha de pretender ser superior a otro, ni creerse inferior a nadie”.

A esto le sigue Cuarenta Años de lucha proletaria (1939) de Rafael Alonso Torres, libro de importancia para entender los primeros años de la Federación Libre.

Rojas, Ferrer y Ferrer y Alonso Torres representan la trilogía de historiadores obreros. En ellos no encontramos la literatura de la docilidad que ha caracterizado los escritos de la burguesía puertorriqueña y de su élite intelectual. El historiador tradicional, formado en la escuela del procerato no ha podido ver la importancia de este núcleo de pensadores del pueblo como el verdadero liderato que ha de mover el proceso histórico en nuestras luchas obreras.

Llama la atención la mezcla de conceptos e ideologías en los escritores obreros de principio de siglo. Encontramos una mujer como Luisa Capetillo en el Quinto Congreso celebrado en 1908 en la ciudad de Arecibo, ha de plantear las ventajas del voto para la mujer ha de ser una estudiosa del espiritismo. Situación que Juan Vilar ha de rechazar en su Páginas Libres.

De igual manera vemos cómo los escritores obreros se acercan a la tendencia libertaria por su humanismo y el respeto al individuo; también encontramos su constante referencia a los escritos de Carlos Marx y de otros socialistas, en una actitud de búsqueda interpretativa que les llevará a asumir una actitud ecléctica frente a los problemas políticos y sociales de su época.

Donde sí encontramos una corriente uniforme es en su posición frente a la autoridad, la religión y la educación. Puede afirmarse que el socialismo se caracterizó en su escritos por ser anti-autoritario, anti-religioso y fundamentalmente humanista a pesar del contenido pequeño-burgués de sus manifestaciones. Indicio de un desconocimiento del materialismo histórico.

Esto se puede observar en la importancia que se le dará a la educación en sus escritos como una de las formas de liberalización individual, reflejo de una situación de opresión social y del hecho real del analfabetismo de la gran mayoría de la población. Su concepción universalista les llevará a un rechazo de las posiciones nacionalistas de la clase dominante, sin que nunca pueda cuajar como principio ideológico el internacionalismo proletario. Situación que responde al predominio del sector artesanal en la dirección del movimiento obrero.

Por eso frente a una república dominada por los propietarios y terratenientes, el socialismo ha de postular el principio expresado por Bakunin de que una revolución bajo el control de la burguesía es una traición. Su desconocimiento del materialismo histórico les llevará a confundir el papel de Estados Unidos lo que habrá de impedir la cabal comprensión de la política norteamericana en Puerto Rico. Sin embargo su participación en las elecciones lo aleja del apoliticismo anarquista y lo lleva a las posiciones de la social-democracia. Al negarse a bregar con el problema nacional-colonial en sus términos legales y abstractos, el socialismo enfatizará la resolución de los problemas inmediatos de los trabajadores tales como salarios, educación libre y no sectaria, defensa del derecho a la huelga y organización, libertad de expresión y todas aquellas formas sociales que beneficien al trabajador por su carácter reivindicativo.

Desde sus comienzos, en el seno de la Federación Libre y en el Partido Socialista se irán dando dos tendencias políticas frente al problema nacional-colonial. Una de ellas la pro-americana, buscará el llamado pacto electoral libre con el Partido Republicano. La otra rechazaba toda alianza con los partidos burgueses y llegó a postular en asambleas la incorporación de la República Industrial en la plataforma socialista.

Los conflictos de clase, el hecho de que el más destacado propulsor de la independencia – José de Diego – estuviera vinculado directamente a la clase de los propietarios que controlaban el Partido Unión de Puerto Rico, el hecho de que fuera abogado de las corporaciones que explotaban a los trabajadores, ha de impedir el fortalecimiento de la tendencia progresista dentro del socialismo y le llevará a buscar alianzas en los Estados Unidos con Samuel Gompers y la American Federation of Labor y en la Isla con lo que aparentaba se el sector más progresista del Partido Republicano representado en la figura de Rafael Martínez Nadal.

La situación política de Puerto Rico ha de aislar las incipientes tendencias anarquistas de su influencia más directa: el anarco-sindicalismo español. Permitiendo que el apoliticismo de la American Federation of Labor sirviera para fortalecer las tendencias reformistas y conservadores en el seno de la Federación Libre y del Partido Socialista. De esta manera el socialismo ha de generar sus propias contradicciones que llevarán a la formación del Partido Comunista (1934) y a la organización de la Confederación General de los Trabajadores en 31 de marzo de 1940. Factor de importancia en el proceso de la década de 1930 lo ha de ser el Partido Nacionalista Puertorriqueño y en especial su participación en la huelga cañera de 1934.

El análisis tradicional no ha podido ver el heroísmo del pueblo en sus grandes movimientos sociales, lo que ha limitado la interpretación histórica en el análisis de los procesos. Así pasa desapercibido el proceso de desarrollo del movimiento obrero bajo el régimen español, se limitan sus grandes conflictos de clase, se oscurece el papel de sus dirigentes y teóricos y se ocultan las influencias primarias en su formación como son el federalismo del Partido Republicano Español de Pi y Margall, de la Internacional en especial del pensamiento bakunista y la de Santiago Andrade y el movimiento cooperativista.

La historia del movimiento obrero se nos pierde en los conflictos de personalidades que crea el historiador tradicional o en las justificaciones del político oportunista que intenta justificarse ante la historia. Ejemplo de lo último lo es la Historia de los Partidos Políticos Puertorriqueños de Bolívar Pagán. A esto podríamos sumarle la visión “Nacionalista” de la historia que se reduce a la actividad “independentista” de los unionistas y de José de Diego, y a la actividad nacionalista con su visión elitista de la clase obrera tal como se expresara en la huelga cañera de 1934.

La literatura de la época – expresión del liderato burgués – ha de menospreciar la rebeldía obrera. Como doctrina de clase – la élite intelectual – pretende imponer al explotado el carácter pasivo a la vez que romántico e inútil recipiente de la historia. Por eso el obrero figura en la literatura no como obrero sino como pobre, como víctima humilde en vez de productor y como recipiente de caridad, pero no de respeto. Ejemplo de esto lo son el ensayo de Salvador Brau, Las clases jornaleras de Puerto Rico (1882), y el discurso de José de Diego como presidente de la Cámara de Delegados del 28 de enero de 1913 publicado en sus Obras Completas como “Cuestiones Obreras”.

Todo lo contrario expresa la literatura obrera de la época. Allí está presente el obrero como productor, como individuo explotado, como clase que se rebela contra las estructuras de poder que lo explotan. Presente siempre en el idealismo obrero de la época una fe en la transformación no sólo de la sociedad sino del individuo. De ese trabajador que es apaleado en San Juan, arrestado en Guayama, tiroteado en Ponce y asesinado en Vieques.

Detrás de ese entusiasmo están presentes las vertientes más significativas del anarquismo con su contenido de socialismo, libertad y solidaridad humana. Las mismas limitaciones ideológicas del anarquismo, la ausencia de una teoría sobre la revolución proletaria, sus planteamientos utópicos con relación a la lucha de clases y su actitud al hispanismo y el nacionalismo de las clases dominantes, ha de terminar en el oportunismo y en la liquidación del Partido Socialista, cuando su base se mueve a respaldar la revolución democrático-burguesa de Partido Popular.

Pero este entusiasmo utópico se expresa en las huelgas que el sistema brutalmente trata de ahogar, dando vida teórica a un movimiento de liberación social en las banderas rojas y en los jachos ardientes del Partido Socialista, buscando consecuentemente a través del debate ideológico y de la confrontación con el sistema, la transformación del hombre y la mujer trabajadora.

Parte fundamental en el desarrollo de la Federación Libre y del Partido Socialista lo ha de ser la prensa obrera. De esta manera, una multiplicidad de periódicos y revistas han de dar expresión a las ideas, noticias, protestas y agitación obrera en Puerto Rico. Desde El Artesano (1874), El Heraldo del Trabajo (1877) publicado en Ponce, al que siguió El Clamor Obrero (1895), publicado en Aguadilla; la Revista Obrera (1893-1895) fundada en Ponce por Ramón Morel Campos; hasta Ensayo Obrero (1897-1898) fundado en San Juan por Santiago Iglesias, Eduardo Conde, José Ferrer y Ferrer y Ramón Romero Rosa, marcan la primera etapa de la prensa obrera en Puerto Rico.

Ensayo Obrero es el primer periódico con sentido proletario. Su redacción es de origen obrero, integrantes del Círculo de Estudios Sociales. Es el primer periódico en publicar la historia de los Mártires de Chicago, y difundió las bases para la creación de la Federación Regional y de un partido obrero.

Con la invasión norteamericana, la prensa obrera habrá de multiplicarse protegida por las garantías que da el nuevo gobierno. Factor que también hay que tener en cuenta al analizar la actitud del movimiento obrero hacia el régimen norteamericano. Así habrán de surgir Liga Obrera (1898-1899) en Ponce, dirigido por Fernando J. Matías; Palabra Libre (1898) en Mayagüez, como órgano de la Unión Obrera; Porvenir Social (1898-1900) creador de la Federación Libre en San Juan y que contará entre sus colaboradores a José Ferrer y Ferrer, Eduardo Conde, Ramón Romero Rosa, Sandalio Sánchez y será dirigido por Santiago Iglesias.

En 1899 habrán de aparecer El Amigo del Obrero, semanario órgano de la Federación Obrera del Oeste; La voz del Obrero, dirigido por Fernando J. Matías y con sede en Ponce; El Obrero de Ponce y El Relámpago, periódico crítico-satírico dedicado a la defensa del proletariado.

Para 1900 aparecerá Unión y Trabajo (1900-1902), semanario subvencionado por el Gremio de Tabaqueros y en esa misma década habrán de aparecer La Miseria (1901-1902) en San Juan, teniendo como redactores a José Ferrer y Ferrer, Ramón Romero Rosa y como colaboradores a Rafael Alonso, Eduardo Conde, Eugenio Sánchez López y Santiago Iglesias, entre otros; le seguirán El Anarquista (1902) periódico jocoso dirigido por Pedro Goyco; Porvenir Obrero (1902), dirigido por José Ferrer y Ferrer con sede en Caguas; Unión Obrera (1902-1930), semanario, luego diario. Fue fundado en Ponce por Santiago Iglesias, Eugenio Sánchez y Ramón Morel Campos para fundar la Federación Libre en Ponce, se trasladó luego a Mayagüez bajo la dirección de Julio Aybar, donde se convirtió en diario con ediciones en Mayagüez y San Juan. 

Le siguieron, La Federación Libre (1902) dirigido por Eugenio Sánchez en San Juan; La Huelga (1903-1905), publicado en San Juan por Eduardo Conde, Ramón Romero Rosa, Rafael Alonso y José Ferrer y Ferrer; La Voz del Obrero (1903), en San Juan, Pan del Pobre (1903-1905) de San Juan, el cual contaba entre sus colaboradores a Rafael Alonso Torres, Eduardo Conde, Saturnino Dones y Ramón Romero Rosa.

Para 1904 aparecerá La trinchera en Aguadilla; Humanidad Libre (1904-1906) en Caguas, fundado por Juan Vilar, Pedro San Miguel, Prudencio Rivera Martínez, Tadeo Rodríguez y José Ferrer y Ferrer. A esto hay que sumarle Hijo del Pueblo (1904), semanario de Caguas dirigido por Venancio Ortiz y José Ferrer y Ferrer y Blanco Rojo (1904) de San Juan.

De 1906 a 1910 aparecerán Germinal (1906), órgano del Partido Obrero Socialista en Mayagüez; La Huelga Agrícola (1906), publicado en Arecibo por la Federación Libre; anteriores a éstos son El Pueblo (1905-1906), de Arecibo, órgano de la Federación de los Obreros y Puerto Rico Obrero (1905), de San Juan, bajo la dirección de Rafael Alonso Torres.

En 1907 apareció Adelante, del grupo Solidaridad de Caguas, donde colaboraban Juan Vilar y José Ferrer y Ferrer; le siguió El Jibao (1908) en Lares donde colaboraba Rodolfo Quiñones, siendo el primer periódico en Lares en publicar un artículo de propaganda socialista. En 1909 apareció Nuevos horizontes (1909-1911), publicado en San Juan como órgano de los tabaqueros de Puerto Rico; Alfonso Torres e Isaac García están entre los colaboradores.

En 1910 habrán de aparecer la revista La Mujer, publicada en Arecibo por Luisa Capetillo; El Socialista de Arecibo, El Socialista de San Juan y El Socialista de Yauco. Además, se publicará como órgano del Partido Obrero Socialista, El Socialista, dirigido por Manuel F. Rojas. Junto a éstos habrá de aparecer El Centinela, semanario de San Juan y Federacionista de Mayagüez, fundado por Abraham Peña y Jesús María Balzac.

En la próxima década aparecerán Juan Bobo (1912), dirigido por Sandalio E. Alonso; Justicia (1914), órgano de la Federación Libre; Primero de Marzo (1915), publicado en Ponce por Sandalio E. Alonso; Obrero Puertorriqueño (1915), de Mayagüez; la Revista Obrera (1915), dirigida por Joaquín del Llano y publicada en San Juan; Boletín Obrero (1915), semanario de la Liga Obrera de Puerto Rico; La Idea aparecerá en 1916 dirigida por Bolívar Pagán; Alba Roja (1918), fundado por Moisés Echevarría en Ponce como un bisemanario; Aurora (1918), como una revista literaria dirigida por Bolívar Pagán; el Arriete Socialista (1919) de Cayey y Yo Acuso (1914-1917) fundado por Juan Vilar, José Ferrer y Ferrer, Pablo Vega Santos, Antonio Arroyo, Tadeo Rodríguez y Prudencio Rivera Martínez. En Utuado, Ángel María dieppa ha de fundar La Antorcha y el grupo de Caguas ha de fundar Avante.

Para la década de 1920, aparecerán Espartaco (1920); Germinal (1923); El Obrero de Ponce (1923-1924) y La Tribuna (1925). En 1932 habrá de aparecer La Antorcha de Guayama.

La prensa obrera ha de ser reflejo de las tendencias y conflictos del movimiento obrero. Por medio de sus voceros irá tomando cuerpo la Federación Libre y el Partido Socialista. A la misma vez irá presentando el ascenso de los tabaqueros como el sector más militante del movimiento obrero, lo que irá correspondido con un aumento en la agitación obrera.

La aparición o desaparición de los periódicos respondía muchas veces a necesidades económicas y organizativas, otras al flujo y reflujo en el movimiento obrero en la medida que su composición cambiaba con el predominio de sectores vinculados al proceso de cambio del país y al resultado de las crisis económicas que habrían de acompañar esos cambios y al empotramiento de una economía sobre otra.

En la medida que el Partido Socialista fue creciendo en votos y aumentó su burocracia y su representación parlamentaria, en la media que su programa respondió a unas alianzas para repartirse unos puestos y participar de un presupuesto, fue dándose la contradicción entre liderato y base que culminó en la huelga agrícola de 1934 y habría de llevar a la organización de la Confederación General de los Trabajadores y del Partido Popular. En igual forma, la prensa socialista decayó para dar paso al periodismo militante que habrían de representar nacionalistas y comunistas y que llevaría a dos vertientes que se darían la mano con posterioridad a la fundación del Partido Comunista en 1934 y a la masacre de Ponce en 1937, en los inicios de la revolución democrático-burguesa que ha de iniciar el Partido Popular.

Los escritores obreros representan en este proceso el primer caudal de experiencias acumuladas por el movimiento obrero puertorriqueño. Su labor de educación, agitación, y organización les da en la historia del movimiento obrero el título de precursores. Su trabajo sentó las bases para la continuidad de la historia del movimiento obrero y para la virtual liquidación de la teoría del procerato que la burguesía puertorriqueña creó para ocultar las fuerzas sociales que dan vida al movimiento obrero puertorriqueño.



Tomado de:
“Apuntes para la historia del movimiento obrero puertorriqueño” por Juan Ángel Silen